Como somos amigos...

Anoche le prometí a una amiga que iba a titular así mi siguiente entrada en el blog. Gracias por insistir en el hecho de que siga escribiendo. También a mis "maris" que me alientan con sus ánimos. Estas líneas solo son un remanso de paz y un alivio a algunos pensamientos. Y nunca había pasado a escribirlos, solamente los ideaba. Los creaba en mi mente, se gestaban en frases y párrafos conexos.


Anoche le prometí a dicha amiga una entrada en el blog. Y hoy, pago mi deuda.

Bien, entraremos "in media res"...o lo que es lo mismo, en mitad de la acción. Si puedo aclararé los términos pero eso requiere de un flasback literario. Recurriremos a una tipología de sujeto, el "Z". Voy a darle esa letra al susodicho no sea que le adjudique la "X" y aún piense que lleva un sentido incorrecto... o muy correcto si piensa que se merece la triple "XXX"... al menos, para la sujeto A (otra diferente de la sujeto que protagonizó mi última historia).

La razón de estas líneas se resume brevemente: Sujeto A conoce a sujeto Z. Sujeto Z se interesa locamente por la sujeto A. Hasta aquí, más o menos, como siempre. Solo que la sujeto A decide poner de su parte y coger el coche hasta Vinaròs para poner de su parte en conocer al sujeto Z. Quizá su perdición... aaaaaay¡¡

Bueno, pues sujeto A y sujeto Z llegan a un entendimiento. Sujeto Z le llama, le manda wasssssshhappp (cómo me gusta esta nueva incorporación al entorno de las relaciones socio-afectivas) porque claro, programas como estos facilitan que no te arruines a final de mes, venga a mandar sms.

Dos semanas más tarde, sujeto Z insiste... "vahhhhhh¡¡ vente a Madrid¡¡" y la sujeto A, pone coche y gasolina y se marcha dispuesta a pasar "el fin de semana de su vida"... que, claro, evidentemente, lo es. Sujeto Z se encarga, de nuevo evidentemente, de que así sea.
Suben, bajan, entran, salen... y sujeto Z prepara una cena espectacular, la trata como una reina mora y no deja que haga nada de nada... vamos, el resto no hace falta que lo cuente... lo dejo a la imaginación.

El resumen de la vuelta se sustenta en un suspiro... y... un "pero solo somos amigos"...Craso error de la fémina, que conste, aceptar esa alevosa propuesta.

A estas alturas, y pasado un fin de semana de demostración del gen "alfa", el macho insiste en pasar un segundo. Por supuesto, mejor aún si cabe. Pero, aquí llega el siempre amigo "pero", tras ese nuevo encuentro el sujeto Z -a estas alturas ya meditando en su interior sobre qué hacer con la sujeto A a la que llama todos los días-, sale en defensa de su libertad perdida que ha visto lastimada por la presencia de ella, a petición suya.

Nuestra protagonista lo ve venir pero a estas alturas no tiene ganas de comerse el coco, ha cometido el error de "masculinizarse" y pensar en que solo son amigos. Y por protegerse quiere serlo.

Ya estamos en el presente de nuestra historia. De pronto, dos días sin llamar.. "uy, qué raro", y va y lo llama ella:

-Qué tal, qué haces, no me has llamado...
-Es que he perdido el móvil y ya no tengo internet, hasta que me den por puntos el nuevo...
-y bueno, ¿qué hiciste el fin de semana?
-Pues muy bien, estuve con una ex en mi casa...

(silencio)... el resto no hace falta contarlo.

Bueno, a ver, "somos amigos" reflexiona la sujeto A... hasta ahí de acuerdo, al final, hemos entrado en el juego y las reglas eran esas... pero ¿hace falta llegar a estas? o a una llamada de su "amigo" anoche... en la cual le pregunta primero... ¿cuándo vendrás a Madrid? y ella piensa... ¿Qué hago?

Opción A: ni por asomo pierdo yo el tiempo en ir a Madrid a verte.
Opción B: Si, al fin y al cabo...
Opción C: Iré a Madrid, estaré con la familia y bueno, a lo mejor, puede ser, te llamo.

Y de un mazazo le deja claro qué hará: "Es que he conocido a una chica, estamos saliendo. Voy en serio, porque, la verdad, ha sido un flechazo. Como somos amigos... te lo puedo contar. Además, creo que la conoces. Coincidimos el fin de semana que estuviste aquí".

pd. No tengo nada en contra del sujeto Z, ni del X, ni de ninguno, que conste... pero, la historia bien vale una reflexión, tanto por y para la sujeto A como por el muchacho en cuestión. Por supuesto, las historias de mis amigas bien valen un blog.