Leyendas urbanas: la crema de la Preysler

Corren de boca en boca una serie de leyendas urbanas. Entre ellas, aquella de la conocida de una amiga que una vez coincidió con la ex reina de los “azulejos”, Isabel Preysler, en un viaje en avión. Dice mi amiga, que esa conocida suya, de total confianza, le contó qué tras muchas horas llegaron a su destino agotados. Y que, minutos antes de aterrizar, Isabel Preysler sacó de su bolso un pequeño tubo y, ni corta ni perezosa, se dio un poquito de aquella crema. Evidentemente, su piel volvió a estar maravillosamente resplandeciente, estupenda, divina y como si no hubiera pasado horas en aquel habítáculo (evidentemente, suponemos en primera clase)



Lo cierto es que la conocida de mi amiga, la de total confianza, insisto, observó cómo esta tiraba tras aterrizar dicho tubito. Así que ni corta ni perezosa, fue deprisa a conocer cuál era la marca de aquel prodigio que mantiene tersa e impoluta la tez de la divinity filipina.


Para su sorpresa, la crema en cuestión la elabora un conocido laboratorio y tiene un precio más que asequible. De hecho, se puede adquirir en cualquier farmacia por un precio aproximado de cinco euros.


Evidentemente, esta historia ha corrido por la red como la espuma… y por supuesto, los laboratorios han aumentado notablemente sus ventas. Lo cierto es que no se sabe si es cierto o no, la historia en cuestión. Ya he comentado que me lo contó una amiga y su conocida era de absoluta confianza. Lo cierto es que el poder regenerativo y protector de esta crema la convierte en el cosmético ideal para esta época del año, ya que te ayudará a proteger tu piel de las agresiones externas y especialmente del frío. En concreto esta crema resulta tan efectiva gracias a sus tres componentes principales: Colágeno, TECA y Aloe Vera.


Así que ya lo saben, no hay pactos con el diablo, simplemente Xhekpon.